DIOS JANO Y GRAFOLOGÍA

En la grafología tan importante es lo que es evidente, como lo que no es evidente. Lo evidente es por ejemplo: la forma en la que se presenta alguien, la velocidad de reacción, la propensión de alguien al contacto social, su ductilidad emocional, su grado de extroversión, su voluptuosidad, su avidez con lo material, su capacidad para tomar activamente una postura, su grado de concupiscencia, su tono anímico etc. Todo ello es relativamente fácil de ver a los ojos de un grafólogo avezado. Lo que no es evidente suele corresponder con elementos no resueltos del psiquismo, aspectos que influyen en él, la naturaleza de su vitalidad etc Todo este grupo de aspecto no evidentes suelen ser un arma de doble (o triple) filo debido a lo fácil que es caer en el “error” interpretativo. Pero no por ello debemos obviarlos. Esa es la dificultad del grafólogo y en general, de todo aquel que se atreva a interpretar la complejidad de la personalidad humana.

En la vida humana juega una especial importancia cinco vectores:

1º lo horizontal hacia el pasado y lo 2º horizontal hacia el futuro, 3º el inmanente (presente) y los dos últimos 4º (la verticalidad) hacia lo celeste y 5º la  verticalidad descendente a lo inférico. Normalmente ensartado en ellos está el ser humano.

Jano (en latín Janus, Ianus) en la mitología romana, es el Dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año y se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que derivó de su nombre (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a enero). Jano es representado con dos caras, mirando hacia ambos lados de su perfil y no tiene equivalente en la mitología griega. Dentro de los muchos apelativos que recibe el Dios, vale la pena destacar dos: Jano Patulsio , que era usado para invocar la cara del Dios que se ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o salir). Como complemento, la cara que se le opone a ésta del otro lado de la puerta, es invocada como Jano Clusivio . Ambos nombres declaran la doble funcionalidad de Jano. Dos caras vueltas , pegadas, continuas que están conectadas sin verse y que tienen toda la panorámica menos aquello que ocurre en el ahora. El mito nos revela la complejidad de algunos de esos elementos invisibles de los que hablábamos al principio del artículo, pero que son esenciales en la vida humana.

Para entrar o salir adecuadamente de las situaciones, se ha de considerar los aspectos pasados y futuros SIN SER DEVORADO POR ELLOS. Solo aquel que es capaz de mirar olímpicamente al pasado y al futuro con verdadera altura de miras y profundidad interior, puede abrir las puertas de Jano y posicionarse más allá. Por el contrario, aquel que no es capaz de considerar el pasado (por no saberlo ver en términos (co)-r-rectos) cae presa de traumas y conflictos no resueltos que van a llevarle a repetir una y otra vez lo dado. Sea esto dramático o no. En la otra cara, aquel que se inquieta ante el futuro amenazador caerá irremediablemente preso de la angustia (en lo anímico) y la ansiedad (en lo mental).

Realmente es muy difícil abrir las puertas de Jano. Pero ese es nuestro reto. Todos los años las puertas se nos presentan como desafío. Están ahí como propuesta maestra iniciadora. Dependerá de uno el poder abrirlas … o no. Porque nadie las va a abrir por ti, en el sentido que nadie puede interpretar correctamente tú pasado o tu futuro. Y eso es lo más difícil, porque es muy fácil caer en la autocomplacencia y la impotencia ante las puertas de Jano.

Por Juan Trenado Quintana, docente de la Asociación.